El origen de la borraja (Borago officinalis) no está del
todo claro, ya que hay teorías que afirman que proviene del sudeste
europeo y otras que fue introducida por los árabes desde el noroeste de
África.
Es una planta con una altura de 30 a 60 centímetros,
de tallo grueso y cilíndrico, muy ramificada, de hojas ovales y
cubiertas de pelillos, con flores de color azul vivo o blanco dispuestas
en racimos.
No es muy conocida por estas tierras, pero sí muy
valorada en otras zonas, como Navarra y Aragón, donde es un verdadero
manjar. También es muy utilizada en Francia e Italia.
Suelen comerse los tiernos tallos en hervidos o ensaladas, aunque las hojas también se consumen de muy diversas maneras.
Son numerosas sus propiedades medicinales, como el efecto diurético,
sudorífico, contra la inflamación de la próstata, antiestrés y emoliente
de la piel.
También es cultivada por los apicultores alrededor
de las colmenas, ya que desde antaño es conocido el agradable sabor
que le da a la miel.
De sus semillas se obtiene un aceite con unas excelentes propiedades.
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